domingo, 1 de septiembre de 2013

Alemania - Francia - España.

23 de agosto, viernes. 1.315 km. Múnich (Alemania) – La Junquera (España).

Como queríamos recorrer los máximos kilómetros posibles, nos levantamos a las 6:30 y nos despedimos de nuestra anfitriona. Unos kilómetros después de comenzar la ruta paramos a desayunar y llenar el tanque de la moto. La ventaja de no tener límite de velocidad en algunos tramos de autopistas nos hizo recorrer bastantes kilómetros en poco tiempo, rodar a 170km/h y seguir estando dentro de la legalidad te permite concentrarte en la conducción.

Nuestra ruta comenzó en Múnich y tomó rumbo a Stuttgart y Kalsruhe, donde emprendimos dirección sur para pasar a Francia por la localidad de Mulhouse. Para la hora de comer ya estábamos bien metidos en nuestro país vecino, así que paramos en una estupenda área de servicio y, a la sombra de unos majestuosos pinos, nos zampamos dos ensaladas (una de atún y otra de pollo) acompañadas de unos refrescos de té.

Emprendimos nuestro camino con el estómago lleno y con ganas de intentar llegar al norte de España. En las zonas costeras de Francia nos encontramos con algunos atascos, que por suerte eran en sentido contrario.

Llegamos a La Junquera por la noche, habíamos recorrido 1.315 km a lo largo del día. El primer hotel que vimos tenía un precio elevado, 73€/noche. Pusimos nuestras tarjetas SIM en los teléfonos y buscamos hotel. Encontramos uno por 58€ la noche, un buen precio para un hotel con una gran habitación, un cuarto de baño estupendo y unas cómodas camas. Así que reservamos y nos fuimos directos. Después de cambiarnos de ropa bajamos para cenar y disfrutar de algunos manjares españoles: jamón ibérico, embutidos y una ensalada repusieron parte de las fuerzas perdidas a lo largo de la jornada.

PD. Teníamos varios videos grabados, pero desde primera hora de la mañana se estrelló algún insecto en el centro de la lente y no se ven nada bien.

24 de agosto, sábado. 150 km. La Junquera - Barcelona.

Las nubes aparecen tímidamente sobre nosotros, parece que el día no será caluroso. Desayunamos tarde y salimos con el tiempo suficiente para llegar a Barcelona a la hora de comer.

Los 150 km que nos separan de Barcelona los recorremos sin problema alguno, mientras, observamos los atascos que se forman en algunas salidas de la autopista que dan a zonas de playa.

Llegamos a la casa de mi prima Eva sobre las 13:30, nos vestimos de paisano y dejamos que nos lleve a un sitio de pescado que le han recomendado. Es un restaurante de barrio donde la calidad del pescado es excelente. No tardamos en llegar y sentarnos para comer. La bebida la tenemos clara: un vino blanco, pero por problemas de abastecimiento se habían quedado sin existencias, así que decidimos tomar un cava. Atrás quedan los momentos en los que me pido una cerveza local de medio litro. Tardamos en escoger plato, pero la elección fue correcta: sepia a la plancha, variado de pescado y marisco y ensalada de atún.

Pincha aquí para ver a tamaño grande.Pincha aquí para ver a tamaño grande.

Pincha aquí para ver a tamaño grande.

La tarde la dedicamos a recorrer parte de la ciudad y comprar algo de ropa, que nos permitirá salir por la noche con una pinta menos aventurera que con las zapatillas de montaña y los pantalones desmontables.

Pincha aquí para ver a tamaño grande.Pincha aquí para ver a tamaño grande.

Pincha aquí para ver a tamaño grande.

Por la noche, quedamos con el grupo de amigos de Eva para tomar una copa y desentumecer los músculos en un club de moda.

Regresamos no muy tarde y con más ganas de fiesta, pero al día siguiente nos tocaban recorrer bastantes kilómetros hasta Guadix y no podíamos alargar mucho el “guateque”.



25 de agosto, domingo. 820 km. Barcelona  – Guadix.

Nos levantamos más tarde de lo deseado, pero había que descansar porque la ruta no era corta. Recogí la moto del aparcamiento donde la guardé la noche anterior (me recomendaron que, en Barcelona, no dejara la moto en la calle durante la noche) y nos despedimos de Eva. Como siempre, nos ha tratado estupendamente y nos ha llevado a sitios magníficos. ¡Gracias Eva! Y salimos dirección sur.

A los 200km de salir paramos en una gran área de servicio para desayunar-comer y proseguir nuestro camino, el día estaba nublado y se rodaba con comodidad. El GPS nos indicaba que llegaríamos a nuestro destino sobre las 19:00.

No tardaron mucho en desaparecer las nubes y hacer acto de presencia el sol, ese amigo que hace subir el mercurio hasta temperaturas veraniegas no tan placenteras para rodar por una insulsa autovía.

En una parada para repostar, el encargado de la gasolinera le preguntó a María se veníamos de Europa, cuando le respondió que habíamos ido hasta Mongolia se quedó perplejo de nuestro viaje. Y, es que, mirando un mapa, Mongolia no está precisamente cerca. Ahora es cuando realmente nos damos cuenta de lo lejos que hemos llegado.

Hicimos paradas cada 150 km hasta Murcia, desde allí tiramos directamente hacia Guadix y no paramos ni para repostar pese a que la Tardis pedía "sopa" desde hacía tiempo. Llegamos a Guadix sobre las 19:30 y con una supuesta autonomía de 36km, pufff, por los pelos.

Allí nos esperaban los padres de María (Ramón y Pepita) para darnos la bienvenida y ofrecernos algo fresco. Como siempre, me lancé sobre un litro de horchata que descansaba en la nevera esperando el momento de ser bebido por algún aficionado a la chufa. No tardaron mucho en llegar Nuri y Ventura. Pasamos un buen rato relatando algunas de nuestras peripecias mongolas.

Para cenar nos servimos unas tapas de jamón y queso, acompañadas de una cerveza local granadina: Alhambra Reserva 1925, ¡ummmm, que rica!



26 de agosto, lunes. 0 km. Guadix.

No recuerdo la hora a la que nos levantamos, por fin un día en el que no había que hacer nada, no teníamos que visitar nada, ni llegar a ninguna población, ni reparar nada, solo descansar.

Pasamos el día en la casa contando nuevas aventuras y preparando algunas crónicas. Como el 29 de agosto es mi cumpleaños y no íbamos a estar, lo celebramos con una rica tarta después de la comida.

Por la noche salimos de tapas, Guadix es una localidad con tradición tapera. Fuimos a uno de nuestros locales preferidos, en él te sirven la cerveza Alhambra muy fría y te traen una jarra de barro helada para beberla, ¡genial!

27 de agosto, martes. 185 km. Guadix – Torremolinos.

Amanece nublado y con posibilidades de tormenta, veremos qué tiempo hace cuando tengamos que emprender nuestro último tramo de viaje.

Después de comer hacemos las maletas y salimos dirección Torremolinos, dirección a casa.

Cruzamos el Puerto de la Mora, 1.380 metros de altura, y pasamos cerca de Granada. El tráfico es bueno y podemos avanzar con rapidez, llegamos a la zona de Las Pedrizas en Málaga y bajamos hacia la capital de La Costa del Sol. Ya queda menos para finalizar nuestra aventura.


Cerca de las ocho de la tarde pasamos por el arco que da la bienvenida a Torremolinos, ¡ya hemos llegado!

Hace casi un año que comenzamos a organizar nuestro viaje por las Tierras de Gengis Kan (aunque ya lo teníamos en mente mucho antes) y, ahora, llega a su fin tras 27.041 km. Nos entristece palpar el final de este periplo por tierras lejanas y dejar atrás las emociones, las tensiones, los paisajes y la gente que hemos visto allí. Cada nuevo día estaba lleno de objetivos: cambiar moneda o conseguir combustible, llegar a cierta zona, pasar por tal puerto, cruzar una frontera, encontrar un buen sitio para acampar, etc. Ahora, llega el momento de la calma; ahora, empezaremos a asimilar lo vivido, a recordar contando a los amigos cada pequeño detalle y mirar, desde la lejanía, esos países que hemos pasado con nuestra moto. Quizá, nuestra próxima aventura sea Suramérica.


Pero no penséis que aquí se termina el blog, quedan algunas cosas por contar y hay que realizar mantenimiento a la moto, así que no dejéis de seguir el blog porque esto no se ha terminado aún.

Muchas gracias a todos los que nos habéis apoyado con esta aventura y a todos los que nos habéis seguido, significa mucho para nosotros saber que os ha gustado el viaje y nuestro blog.