lunes, 23 de septiembre de 2013

Mantenimiento y problemas de la moto durante el viaje.

Ningún vehículo está exento de mantenimiento y en nuestro viaje tuvimos que hacerle algunas cosas, aunque intentamos hacerle lo mínimo. Conozco mi moto y sé de lo que es capaz de aguantar.

Antes de salir de Torremolinos le hice una revisión total, por lo que salió en perfecto estado de marcha. No obstante, tuve que realizar algo de mantenimiento durante los más de 27.000 km que recorrimos. Paso a indicar el mantenimiento que le hicimos:

  • Cambio de aceite y filtro de motor a los 10.000 km.
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  • Cambio de pastillas de freno a los 16.500 km. No era necesario cambiarlas, pero como me puse a revisar el sistema de frenos aproveché y las cambié. Actualmente las tengo de reserva pues les queda bastante uso.
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  • Cambio y purgado del líquido de frenos a los 17.000 km.
  • Cambio del filtro de aire a los 20.700 km.
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  • Cambio de la valvulina de la caja de cambio y de la propulsión trasera a los 22.500 km.
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  • Cambio del aceite de motor a los 23.300 km. Como no tenía más filtros de aceite, lo vacié de aceite y volví a instalar.
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  • Líquido limpia inyectores a los 26.000 km. Un bote en dos depósitos seguidos.

No le hice más mantenimiento durante el viaje, ni reglaje de válvulas, ni sincronizado de cilindros, ni cambio de bujías, nada de nada. Si que es verdad que ahora necesita ponerla a punto, pero es evidente que después de una "ruta" así de larga hay que hacer un buen mantenimiento.

También tuve algunas averías en la moto, paso a describirlas:
  • Fallo del puño calefactable izquierdo a los 6.500 km. Ya lo reparé antes de salir, pero volvió a fallar.
  • Pérdida de parte del aceite del amortiguador delantero a los 7.000 km. No tiró todo y he podido hacer todo el viaje sin tocarlo. El amortiguador no ha trabajado casi nada desde ese momento.
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  • Se rajó el deflector derecho. Realmente ya llevaba una pequeña raja desde hacía un año, pero con las vibraciones se hizo más grande. Antes de que se rompiera lo fijé con cinta aislante y aguantó todo el viaje. 
  • Pérdida de frenada a los 16.500 km. Supongo que el circuito debió coger aire, desconozco el motivo. Lo solucioné comprando líquido de frenos y purgando todo el circuito a los 17.000 km.
  • Rotura del puente inferior que sujeta la pantalla de la moto a los 17.300 km. Las excesivas vibraciones y la nula absorción del amortiguador delantero debieron rompelo. Lo solucioné fijando el puente con unas bridas.
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  • Rotura del retén de la botella de suspensión derecha a los 17.500 km. No llegó a tirar mucho aceite, saqué la barra y limpié el retén y el guardapolvo. Ha aguantado el resto del viaje sin tirar casi nada de aceite. También creo que pudo ser debido al excesivo trabajo de las barras, pues delante solo funcionaba el muelle.
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Como podéis ver, la moto se ha portado estupendamente y no ha dado problemas. Cierto que la conozco perfectamente y yo soy quien le hace el mantenimiento, por lo que sé donde pueden aparecer algunas averías. Nuestra conducción ha sido, creo yo, la adecuada para un viaje de este estilo (carreteras, carreteras malas y pistas). Conducir tipo enduro no te asegura regresar con la moto, de hecho, creo que la moto no aguantaría ese trote. Hay que tener muy presente que con el depósito lleno pesa 256 kg, nosotros llevábamos 52 kg de equipaje más 12 kg de las Metzeler Tourance que fijamos a los lados, en total 320 kg, eso sin contar nuestro peso con la ropa de moto (170 kg). Casi 500 kg que han de pasar por todo lo que se les ponga delante, imaginaos lo que sufre todo el conjunto. 

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domingo, 15 de septiembre de 2013

Algunos datos tras el viaje.

Después de un viaje de 27.000 km y más de dos meses, hay que recopilar información y reflexionar sobre el mismo. A continuación os pongo algunos de los datos relevantes:
  • Gastos iniciales: 4.760 euros (incluidos los 1.000$ que llevamos en efectivo para cambiar moneda en los distintos países y pagar alojamientos, comida, etc.). En estos gastos está todo el material que hemos comprado para acampar, ropa, recambios, herramientas, billetes de avión y barco, vamos, todo lo previo a la salida.
  • Países: En total hemos pasado por 14, por alguno de ellos hemos cruzado dos o tres veces. Los países visitados han sido: España, Francia, Alemania, Lituania, Letonia, Rusia, Mongolia, Kazajistán, Kirguistán, Tajikistán, Uzbekistán, Ucrania, Eslovaquia y Austria.
  • Duración: 79 días (salida el 10 de junio y regreso el 27 de agosto).
  • Kilómetros totales: 27.041 km, medidos con el cuentakilómetros de la moto.
  • Kilómetros por carreteras en muy mal estado: 2.500 km (aproximados). Cuando me refiero a este tipo de carreteras, quiero aclarar que son esas carreteras que están tan mal (agujeros, grietas, piedras, etc.) que prefieres rodar por una pista o camino que por esa "carretera".
  • Kilómetros por pistas: 2.600 km (aproximados). Pistas en mejor o peor estado, con piedras, tierra, arena o grava.
  • Kilómetros con las Metzeler Tourance: 16.964 km. Parte de esos kilómetros se hicieron desde Torremolinos hasta Ulán-Bator (Mongolia) y el resto, regresando, desde Astrakán (Rusia) hasta Torremolinos (España).
  • Kilómetros con las Continental TKC80: 10.077 km. Desde Ulán-Bator (Mongolia) hasta Astrakán (Rusia).
  • Gasto de combustible en euros: 1.400 euros (aproximado y teniendo presente la variación del precio según países y consumo de la moto). Parte de estos gastos se pagaron con tarjeta y parte en efectivo (con moneda de cada país que obteníamos cambiando los 1.000$ que llevamos inicialmente o sacando efectivo en cajeros).
  • Gasto de combustible en litros: 1.540 litros (aproximado).
  • Gasto en alojamientos: 1.000 euros (aproximado). Parte de estos gastos se pagaron con tarjeta y parte en efectivo.
  • Gasto en comida: 675 euros (aproximado). Parte de estos gastos se pagaron con tarjeta y parte en efectivo.
Respecto a la ruta inicial que pasaba también por Rumanía, Serbia, Hungría e Italia, decidimos variarla porque el tiempo que nos quedaba no nos permitía visitar bien algunos de esos países y preferimos dejarlos para otro viaje.

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También creo que la manera más acertada de cruzar Rusia es subiendo la moto en un tren en Moscú y bajándola en Novosibirsk o Krasnoyarsk, ¿por qué? Pese a que Rusia tiene mucha naturaleza y es un país bonito, esa ruta es una de las principales y el tráfico de grandes camiones y coches es muy intenso, no permiten disfrutar del recorrido como a un motorista le gustaría. Subiendo la moto en el tren puedes disfrutar de las vistas, descansar y ahorrarte muchos kilómetros a tus espaldas. De esa manera puedes bajar la moto en Siberia y disfrutar más de esa zona, que tiene menos tráfico.

Igualmente, creo que, si tuviera que repetir el viaje lo haría en el mismo sentido. Primero Rusia, Mongolia, los países ex-soviéticos y regreso a España. Pero eso es cuestión de gustos, yo prefiero hacer la parte más monótona al principio.

Sigo pensando que un viaje de este tipo es mejor hacerlo solo o con tú pareja, encontrar un compañero motero con quien durante más de dos meses no tengas conflictos es muy difícil. Y siempre puede acarrear complicaciones, para uno o para otro. A nosotros nos gusta viajar solos y nos compenetramos perfectamente.

Es imprescindible tener unos conocimientos básicos de la mecánica de tú moto, puede que no se rompa nada pero, también, pueden empezar a aparecer averías y si no sabes repararlas o juzgar si puedes seguir en ruta es un problema.

La seguridad en esos países es buena, al menos, nosotros no hemos apreciado peligro en ningún sitio. La gente es pacífica y siempre puedes encontrar a alguien que te ayude. Respecto a los animales, no hemos encontrado problemas de animales potencialmente peligrosos en la ruta que hemos hecho.

Las comunicaciones son buenas. El Mundo ya no es lo que era antes y en casi todos los países puedes comprar tarjetas de datos para estar comunicado.

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Casi imprescindible conocer el alfabeto cirílico y algunas palabras de ruso. El inglés es fundamental para relacionarse con el resto de viajeros y para países como Tajikistán (hemos encontrado bastantes tajicos que sabían hablar inglés), Uzbekistán (tiene bastante turismo extranjero en las grandes ciudades) y en algunas de las fronteras.

Las condiciones sanitarias son aceptables, evidentemente no son como en Europa pero no acarrean más problema que alguna leve diarrea. Nosotros comimos de todo y no tuvimos problemas, además, siempre llevamos medicamentos adecuados en el botiquín. La limpieza en los aseos, en algunas zonas, es muy precaria y en muchas de las letrinas exteriores, el anterior "cliente" de la misma no suele ser precisamente muy limpio. Me explico: las letrinas tienen un suelo de madera con un orificio, si no aciertas puedes usar una escoba de medio metro para empujar el "material" hacia el agujero, pero eso no siempre suelen hacerlo y cuando entras te encuentras con la sorpresa. También es recomendable llevar papel higiénico en la moto y, cuando vas a un aseo, cogerlo; pues no siempre hay a disposición del usuario.

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Las carreteras, como muestran algunos de nuestros vídeos, pasan de ser buenas a malas o muy malas. Es fundamental no bajar la guardia nunca, pues la conciencia de seguridad no está implantada en esos países y puedes encontrar un camión parado tras una curva. 

Avituallarse es fácil, en toda la zona se encuentran tiendas (magazin) donde comprar papel higiénico, pasta de dientes, agua, jabón, desodorante (este producto puede ser algo difícil de encontrar en Mongolia) y comida. 

Se puede pagar, casi en todos los sitios, en dólares; pero el cambio no suele ser bueno. Muy recomendable cambiar antes o después de las fronteras. Los euros no están muy bien valorados, es mejor llevar la moneda americana. Salvo en Uzbekistán, en el resto de países puedes usar los cajeros sin problemas.

Quizá, para realizar el viaje con más soltura y disfrutar más de algunas zonas, sí sería conveniente hacerlo en algo más de tiempo que el que hemos usado nosotros. Nuestro viaje ha durado 79 días, dedicarle 15 ó 20 días más sería lo óptimo.


domingo, 1 de septiembre de 2013

Alemania - Francia - España.

23 de agosto, viernes. 1.315 km. Múnich (Alemania) – La Junquera (España).

Como queríamos recorrer los máximos kilómetros posibles, nos levantamos a las 6:30 y nos despedimos de nuestra anfitriona. Unos kilómetros después de comenzar la ruta paramos a desayunar y llenar el tanque de la moto. La ventaja de no tener límite de velocidad en algunos tramos de autopistas nos hizo recorrer bastantes kilómetros en poco tiempo, rodar a 170km/h y seguir estando dentro de la legalidad te permite concentrarte en la conducción.

Nuestra ruta comenzó en Múnich y tomó rumbo a Stuttgart y Kalsruhe, donde emprendimos dirección sur para pasar a Francia por la localidad de Mulhouse. Para la hora de comer ya estábamos bien metidos en nuestro país vecino, así que paramos en una estupenda área de servicio y, a la sombra de unos majestuosos pinos, nos zampamos dos ensaladas (una de atún y otra de pollo) acompañadas de unos refrescos de té.

Emprendimos nuestro camino con el estómago lleno y con ganas de intentar llegar al norte de España. En las zonas costeras de Francia nos encontramos con algunos atascos, que por suerte eran en sentido contrario.

Llegamos a La Junquera por la noche, habíamos recorrido 1.315 km a lo largo del día. El primer hotel que vimos tenía un precio elevado, 73€/noche. Pusimos nuestras tarjetas SIM en los teléfonos y buscamos hotel. Encontramos uno por 58€ la noche, un buen precio para un hotel con una gran habitación, un cuarto de baño estupendo y unas cómodas camas. Así que reservamos y nos fuimos directos. Después de cambiarnos de ropa bajamos para cenar y disfrutar de algunos manjares españoles: jamón ibérico, embutidos y una ensalada repusieron parte de las fuerzas perdidas a lo largo de la jornada.

PD. Teníamos varios videos grabados, pero desde primera hora de la mañana se estrelló algún insecto en el centro de la lente y no se ven nada bien.

24 de agosto, sábado. 150 km. La Junquera - Barcelona.

Las nubes aparecen tímidamente sobre nosotros, parece que el día no será caluroso. Desayunamos tarde y salimos con el tiempo suficiente para llegar a Barcelona a la hora de comer.

Los 150 km que nos separan de Barcelona los recorremos sin problema alguno, mientras, observamos los atascos que se forman en algunas salidas de la autopista que dan a zonas de playa.

Llegamos a la casa de mi prima Eva sobre las 13:30, nos vestimos de paisano y dejamos que nos lleve a un sitio de pescado que le han recomendado. Es un restaurante de barrio donde la calidad del pescado es excelente. No tardamos en llegar y sentarnos para comer. La bebida la tenemos clara: un vino blanco, pero por problemas de abastecimiento se habían quedado sin existencias, así que decidimos tomar un cava. Atrás quedan los momentos en los que me pido una cerveza local de medio litro. Tardamos en escoger plato, pero la elección fue correcta: sepia a la plancha, variado de pescado y marisco y ensalada de atún.

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La tarde la dedicamos a recorrer parte de la ciudad y comprar algo de ropa, que nos permitirá salir por la noche con una pinta menos aventurera que con las zapatillas de montaña y los pantalones desmontables.

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Por la noche, quedamos con el grupo de amigos de Eva para tomar una copa y desentumecer los músculos en un club de moda.

Regresamos no muy tarde y con más ganas de fiesta, pero al día siguiente nos tocaban recorrer bastantes kilómetros hasta Guadix y no podíamos alargar mucho el “guateque”.



25 de agosto, domingo. 820 km. Barcelona  – Guadix.

Nos levantamos más tarde de lo deseado, pero había que descansar porque la ruta no era corta. Recogí la moto del aparcamiento donde la guardé la noche anterior (me recomendaron que, en Barcelona, no dejara la moto en la calle durante la noche) y nos despedimos de Eva. Como siempre, nos ha tratado estupendamente y nos ha llevado a sitios magníficos. ¡Gracias Eva! Y salimos dirección sur.

A los 200km de salir paramos en una gran área de servicio para desayunar-comer y proseguir nuestro camino, el día estaba nublado y se rodaba con comodidad. El GPS nos indicaba que llegaríamos a nuestro destino sobre las 19:00.

No tardaron mucho en desaparecer las nubes y hacer acto de presencia el sol, ese amigo que hace subir el mercurio hasta temperaturas veraniegas no tan placenteras para rodar por una insulsa autovía.

En una parada para repostar, el encargado de la gasolinera le preguntó a María se veníamos de Europa, cuando le respondió que habíamos ido hasta Mongolia se quedó perplejo de nuestro viaje. Y, es que, mirando un mapa, Mongolia no está precisamente cerca. Ahora es cuando realmente nos damos cuenta de lo lejos que hemos llegado.

Hicimos paradas cada 150 km hasta Murcia, desde allí tiramos directamente hacia Guadix y no paramos ni para repostar pese a que la Tardis pedía "sopa" desde hacía tiempo. Llegamos a Guadix sobre las 19:30 y con una supuesta autonomía de 36km, pufff, por los pelos.

Allí nos esperaban los padres de María (Ramón y Pepita) para darnos la bienvenida y ofrecernos algo fresco. Como siempre, me lancé sobre un litro de horchata que descansaba en la nevera esperando el momento de ser bebido por algún aficionado a la chufa. No tardaron mucho en llegar Nuri y Ventura. Pasamos un buen rato relatando algunas de nuestras peripecias mongolas.

Para cenar nos servimos unas tapas de jamón y queso, acompañadas de una cerveza local granadina: Alhambra Reserva 1925, ¡ummmm, que rica!



26 de agosto, lunes. 0 km. Guadix.

No recuerdo la hora a la que nos levantamos, por fin un día en el que no había que hacer nada, no teníamos que visitar nada, ni llegar a ninguna población, ni reparar nada, solo descansar.

Pasamos el día en la casa contando nuevas aventuras y preparando algunas crónicas. Como el 29 de agosto es mi cumpleaños y no íbamos a estar, lo celebramos con una rica tarta después de la comida.

Por la noche salimos de tapas, Guadix es una localidad con tradición tapera. Fuimos a uno de nuestros locales preferidos, en él te sirven la cerveza Alhambra muy fría y te traen una jarra de barro helada para beberla, ¡genial!

27 de agosto, martes. 185 km. Guadix – Torremolinos.

Amanece nublado y con posibilidades de tormenta, veremos qué tiempo hace cuando tengamos que emprender nuestro último tramo de viaje.

Después de comer hacemos las maletas y salimos dirección Torremolinos, dirección a casa.

Cruzamos el Puerto de la Mora, 1.380 metros de altura, y pasamos cerca de Granada. El tráfico es bueno y podemos avanzar con rapidez, llegamos a la zona de Las Pedrizas en Málaga y bajamos hacia la capital de La Costa del Sol. Ya queda menos para finalizar nuestra aventura.


Cerca de las ocho de la tarde pasamos por el arco que da la bienvenida a Torremolinos, ¡ya hemos llegado!

Hace casi un año que comenzamos a organizar nuestro viaje por las Tierras de Gengis Kan (aunque ya lo teníamos en mente mucho antes) y, ahora, llega a su fin tras 27.041 km. Nos entristece palpar el final de este periplo por tierras lejanas y dejar atrás las emociones, las tensiones, los paisajes y la gente que hemos visto allí. Cada nuevo día estaba lleno de objetivos: cambiar moneda o conseguir combustible, llegar a cierta zona, pasar por tal puerto, cruzar una frontera, encontrar un buen sitio para acampar, etc. Ahora, llega el momento de la calma; ahora, empezaremos a asimilar lo vivido, a recordar contando a los amigos cada pequeño detalle y mirar, desde la lejanía, esos países que hemos pasado con nuestra moto. Quizá, nuestra próxima aventura sea Suramérica.


Pero no penséis que aquí se termina el blog, quedan algunas cosas por contar y hay que realizar mantenimiento a la moto, así que no dejéis de seguir el blog porque esto no se ha terminado aún.

Muchas gracias a todos los que nos habéis apoyado con esta aventura y a todos los que nos habéis seguido, significa mucho para nosotros saber que os ha gustado el viaje y nuestro blog.