Hoy, 15 de junio, es el primer día que saldré de visita por Lituania. Iré con Fernando, Veronika y sus padres a la península de Curonia, que es una enorme lengua de tierra que parte desde Kaliningrado (Rusia). Es parque natural y tiene unas buenas playas.
Vamos a Nida, que es la última población Lituana antes de Rusia. Allí damos un paseo y solo puedo percibir tranquilidad y naturaleza, es un lugar idóneo para descansar y quitarse todo el estrés de encima. Mientras caminamos por la localidad, nos encontramos con varios de los moteros que iban en el ferry de Kiel. Comentamos un par de cosas y seguimos con nuestra visita.
Como hemos caminado un rato y el cuerpo nos pide algo fresco, decidimos parar en un bar a tomar algo. Lo que acompaña a las cervezas se llama "kepta duona" y son tiras de pan a las que se les restriega ajo antes de freírlas, y luego se les pone encima queso y mayonesa. Es un snack típico de aquí y están muy buenas.
Seguimos por la localidad de Nida y llega la hora de comer, así que con calma y buena letra nos sentamos en una de las muchas terrazas que hay. Aquí decido probar otra comida típica lituana: cepelinai, que es un tipo de dumpling elaborado con puré de patatas y relleno de carne picada. Fernando está bebiendo "gira", que es una bebida no alcohólica hecha de una fermentación de centeno y gaseosa (puede tener un parecido con el kvass ruso), no sé definir el sabor pero está bastante rica.
Después de comer visitamos la Colina de las Brujas en Joudkrante, es un recorrido por una zona boscosa en el que se ven distintas figuras talladas en madera. Todas ellas relacionadas con cuentos y leyendas lituanos.
Ya empezamos a estar cansados, no hemos parado, así que nos subimos al coche y vamos hacia el pequeño ferry, volveremos con el mismo barco con el que llegamos por la mañana. El trayecto dura menos de 10 minutos.
El día ha sido provechoso y ahora toca poner al día algunas cosas, revisar los documentos para la frontera con Rusia y conectarse un rato a Internet. Mañana seguiremos visitando Klaipeda.
16 de junio, segunda jornada en Lituania y vamos de visita al centro de Klaipeda. Nos montamos en un microbus urbano, a los cuales esperas en la acera y les levantas la mano para que se detengan y subas. Son furgonetas a las que les han adaptado asientos en el interior (unas están mejor y otras están algo más "deterioradas"). El precio del trayecto es de 2,5 Litas, al cambio unos 72 céntimos de euro. Para bajarte debes decírselo al conductor y te para lo antes posible.
Hemos hecho una pequeña parada para tomar unas cervezas y probar uno de los mejores "kepta duona" de Klaipeda.
Después de una mañana de paseo por el centro de Klaipeda y por el puerto, cogemos otro microbus para ir a comer. Veronika y Fernando me llevan a un restaurante armenio que está perdido en una zona industrial. Allí pruebo una sopa llamada "jarcho", que está hecha con cebollas, ajo, trozos de carne de vaca, arroz, hinojo, perejil, pimienta, pasta de tomate y sal. Está ligeramente picante y muy rica. Veronika toma una sopa fría llamada "okroshka", que se hace con tomates cocidos, pepino, patatas, rábanos, huevo duro, carne cocida, cebolleta verde, perejil, kvass o kefir, sal, azúcar y leche agria. Para terminar nos pedimos un "shashlik" que es una brocheta de carne (la nuestra era de cerdo) marinada y asada a la brasa. Estaba increíblemente sabrosa. También pedimos "lavash", que es un tipo de pan armenio delgado. Todo acompañado de una "cervecita" lituana.
Terminamos nuestra copiosa comida y volvemos, a pie, a casa de los padres de Veronika. Antes de acomodarme voy a llenar el depósito de la moto y nos ponemos a buscar unos mapas para el GPS. Mañana dejaré Klaipeda, me da pena dejar Lituania y a los amigos. Me han tratado estupendamente.
Aquí dejo una foto de los billetes lituanos, a modo de curiosidad.
