21 de agosto, miércoles. 0 km en moto. Múnich - Garmisch - Mittenwald (Alemania).
Por suerte, mi tía Erika tenía
todo organizado para ver sitios cercanos a Múnich y disfrutar del buen día que
hacía.
Cogimos su coche y nos fuimos
hacia Garmisch. La carretera es estupenda y los paisajes perfectos para
deleitar la vista. Lástima que íbamos en coche, en moto seguro que se disfruta
mucho más. Hicimos varias paradas para relajarnos con el ambiente reinante y
comimos en Mittenwald, muy cerca de la frontera con Austria. Actualmente es uno
de los lugares más importantes en la fabricación de instrumentos de cuerda de
Alemania.
Llegamos a Múnich a la hora
idónea para cenar. Quesos variados, tomate con atún y una cerveza bávara son un
buen reconstituyente para cualquier turista, sobre todo si lo culminas con una
estupenda tarta estilo Sacher.
22 de agosto, jueves. 14 km. Múnich (Alemania).
Después de desayunar, los cuatro,
nos fuimos al parque Flaucher. Se encuentra a orillas del río Isar y es muy
extenso, casi se podría decir que es un bosque dentro de Múnich. Estuvimos casi
toda la mañana paseando y dando de comer a los patos, poco tímidos a la hora de
acercarse a la gente. También se ven algunas carpas con buenas dimensiones.
A la hora de comer nos llevaron a
una típica cervecería que está en el mismo parque. Pudimos degustar un
exquisito cerdo al horno con salsa de cerveza y bolas de patata, acompañado de
una refrescante cerveza local. ¡Faltaría más!
Por la tarde nos fuimos a visitar
el museo Bmw, queríamos ver los inicios de la marca y la exposición de
vehículos y motores. Nada más entrar y pagar los pases, nos dieron una llave
para taquillas más grandes pues nos vieron con las chaquetas de moto y los
cascos. El museo está bien organizado y tienes todo en dos idiomas (alemán e
inglés). Puedes encontrar desde coches clásicos hasta motores de avión, hasta
está la sección de Rolls Royce.
Comenzamos con las motos.
Comenzamos con las motos.
Ahora vamos con los cuatro ruedas.
Sección Rolls Royce.
Para el apartado final he dejado los motores (de moto, coche, barco y avión).
Estuvimos cerca de una hora y media visitando el museo y yo disfruté como un niño pequeño, para los amantes del motor y la mecánica merece la pena. Me hubiera gustado tener más a mano las motos y ver más motores de moto, pero esto es lo que hay.
Para cenar degustamos unos
Pretzel y unas salchichas Weisswurst con mostaza dulce, por supuesto, con una
rica cerveza.
Mañana nos toca emprender el
camino hacia España, nos hubiera gustado pasar más días con mi tía Erika y su
amiga Mari Ángeles, pero no disponemos de más tiempo. Nos han tratado
estupendamente y mi tía, pese a tener la muñeca rota, nos ha llevado por todos
los lados. ¡Muchas gracias por todo!