sábado, 6 de julio de 2013

Mongolia.

5 de julio, viernes. 560 km. Ulán-Udé - Ulán-Bator.

   Salimos del hotel a las 8:30, dirección a la frontera entre Rusia y Mongolia, no podemos llegar tarde, pues si la cola de coches es grande estaremos más de 5 horas. Antes de salir, Michael se ofrece a llevar nuestros nuemáticos de enduro, rodando una sola persona en la moto es más cómodo.

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   La carretera que lleva desde Ulán-Udé hasta Kyatkhta tiene poco tráfico, es bonita y ya se ven paisajes más al estilo de Mongolia. Llegamos sobre las 11:30 a la frontera, no hay casi coches y esperamos pasar rápido. Si por rápido se entiende estar haciendo 3 horas de colas en las oficinas para el papeleo, bueno, es rápido. Lo normal es estar 5 horas. Aquí la gente de Mongolia es maleducada, no respeta a los demás e intenta colarse con todo el descaro del mundo. Entre Michael y yo hacemos un muro en una de las primeras ventanillas, hemos de hacer fuerza para que los “educados” lugareños no nos aparten de la pequeña ventanilla donde hemos entregado nuestros documentos. Nadie pone orden en todo ese caos, nunca más me quejaré de lo desordenada que es España. Al terminar todos los trámites nos disponemos a seguir la ruta, pero, cuando vamos a pasar la última barrera, nos la cierran en todas las narices. Nos llaman desde una pequeña oficina, quieren que nos saquemos un seguro para Mongolia. Me niego en rotundo, tenemos un seguro de viaje de aventura que nos cubre en todo el mundo, más luego el seguro que nos sacamos con los visados rusos, no, por ahí no paso. Les decimos que tenemos seguros mundiales para la moto y para nosotros, que no lo queremos. Michael accede, pues no tiene un seguro mundial.

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   Seguimos la ruta y recorremos unos 70 km hasta un pueblo para detenernos a comer. Allí, nos encontramos con un alemán que viaja en moto. Ahora no recuerdo su nombre, no sabe inglés y poco podemos comunicarnos. Mientras comemos pasa el rato hablando, en alemán, con Michael. Nosotros nos dedicamos a nuestro almuerzo, yo he pedido una sopa que tiene carne y pequeños sacos de pasta con carne y verduras; y María degusta un plato de ternera con verduras y arroz con cereales, después yo haré los mismo con un plato idéntico.

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   En la carretera que nos lleva a la capital de Mongolia, se pueden ver una serie de agujeros perfectos. Son reparaciones que hacen en la calzada, pero a las cuales aún no ha llegado la máquina de asfaltar. Ninguna señal indica esas trampas mortales. El agujero de la foto no es de los profundos.

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   Llegamos a Ulán-Bator a las ocho de la tarde. Hemos atravesado toda la capital entre coches y autobuses. Los conductores aquí tampoco son buenos, pero no conducen tan a lo loco como en Rusia. Nos acomodamos en nuestro Ger, nos duchamos y pedimos la cena. Como es algo tarde, nos preparan pollo con curry y arroz. Perfecto, si lo acompaño con alguna cerveza será mucho mejor.

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   Ya va siendo hora de acostarse, mientras María ordena algunas cosas, yo enciendo la estufa pues la temperatura está bajando. Mañana cambiaremos nuestros neumáticos mixtos por unos más adecuados para circular por campo, también intentaremos visitar la ciudad.


6 de julio, sábado. 0 km.

   El día amanece lloviendo, por lo pronto parece que la idea de visitar el centro de la ciudad se desvanece. Nos queda el otro objetivo pendiente: cambiar los neumáticos. Mientras llega el mecánico, que por suerte tiene el taller al lado de nuestro alojamiento, nos dedicamos a quitar las ruedas de la moto. Al poco de tener todo listo, llega y se pone con ellas. El cambio de neumáticos ha costado 15€, no está mal. Ya tenemos la moto lista para Mongolia. No obstante, los neumáticos que nos proporcionó nuestro amigo Johnny nos los llevaremos hasta Ucrania.

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   Pasan las horas y la lluvia no cesa, decidimos ordenar algunas cosas y aumentar, en una noche, nuestra estancia en Ulán-Bator. Queremos ver el centro y la gran estatua de Gengis Kan que David nos recomendó.
Hoy hemos decidido tomar un plato más occidental: cheesburguer. No está nada mal.

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   A mitad de tarde para de llover y decidimos visitar el Black Market. Es una especie de mercado al aire libre, de productos chinos o usados y alimentos. Tardamos un rato en llegar caminando y lo primero que vemos es el mercado de piezas mecánicas. En él se encuentran motores de coche, amortiguadores, volantes, radios, fusibles, silenciadores, neumáticos, llantas…vamos, todo lo necesario para un coche, eso sí, usado. En algunas zonas se pueden ver motos chinas nuevas.

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   Después vamos a la parte de ropa y tejido. Allí veo que el mongol que va al lado mío, cubre su mano con una mochila e intenta acceder a un bolsillo de mi chaqueta; ya estábamos avisados de este tipo de prácticas, así que, como no voy a avisar a la policía, lo aparto de un empujón y sigo mi camino. Entramos en la zona de alimentación, allí nos encontramos con distintos tipos de productos cárnicos y lácteos, nada que pretendamos comprar. Seguimos dando vueltas por la zona. Nos sorprende el descontrol y que la gente no se preocupe de los grandes charcos y meta los pies en ellos sin problema. También advertimos que, para adelantarte, te dan un “pequeño” empujón para apartarte y pasar; no son muy pacientes, ni educados.

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   En nuestro camino de regreso al Ger paramos en un supermercado, necesitamos algunas cosas para los próximos días de ruta. Cuando María paga, le tienen que pasar dos veces la tarjeta, en ese momento ya se imagina lo que pasará después. Y efectivamente, aunque nos entregan un ticket, en el alojamiento comprobamos desde Internet que nos han cobrado dos veces la compra. Regresamos al supermercado y explicamos el problema, de primeras nos indican que necesitan 10 días para solucionarlo; ya empezamos a mosquearnos y les decimos que eso se debe solucionar en 5 minutos. Intentan contactar con el banco del supermercado, pero es sábado y hasta el lunes no podrán comunicarse; nos dan el correo electrónico de la entidad para escribir explicando el problema y solucionarlo. Le vamos a escribir, tanto a su banco, como al nuestro; de esa manera, si ellos no lo solucionan, que nuestro banco cancele una de las operaciones.

   Durante la cena, mientras invitamos a Michael a una botella de vino, decidimos que a la mañana siguiente visitaremos la gran estatua de Gengis Kan y el centro de la ciudad. Ya se hace tarde, así que nos retiramos a nuestro acogedor Ger a descansar. Leo el correo que recibí ayer de Garmin, me dicen que pruebe el otro programa para preparar rutas. Yo uso Mapsource y quieren que pruebe Basecamp. No estoy para experimentos. Creo que no saben qué decir, menuda decepción con Garmin.

7 de julio, domingo. 90 km.

   La visita de hoy está clara: la gran estatua de Gengis Kan. Nuestro amigo David nos informó de ella durante la preparación del viaje, así que no podíamos dejar de verla. ¡Gracias David!

   Desayunamos y salimos dirección Este, la estatua se encuentra a unos 45 km de Ulán-Bator. En la ruta, podemos probar los neumáticos de campo. En asfalto van bastante bien y en las pistas que pasamos (que son desvíos por obras) se nota la tracción extra que proporcionan. Por ahora estamos rodando con presiones de carretera: 2.5 delante y 2.9 detrás.

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   Tardamos casi una hora en llegar, desde lejos se ve majestuosa. Es relativamente temprano y no hay casi gente, accedemos a pagar el precio de la entrada (4€ por persona) y pasar a la zona superior. La estatua mide unos 45 metros de altura y es de acero inoxidable; en la parte inferior hay un museo sobre la historia de Mongolia y mediante un ascensor (o escaleras para los que estén más en forma) se accede a la parte superior. Las vistas son increíbles.

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   Al regresar al alojamiento nos encontramos con que Claus, el alemán que viaja con una F800GS y que nos encontramos al entrar en Mongolia, ha llegado ya. Decidimos que a última hora de la tarde visitaremos el centro de Ulán-Bator con Michael y Claus.

   Nosotros tenemos que comprar unas cinchas para fijar los neumáticos mixtos a la moto, así que después de comer volvemos al Black Market para comprarlas.

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   Cuando regresamos al campamento, pedimos un taxi y vamos dirección al centro. La conducción de nuestro taxista es espectacular, igual que la del resto de conductores. Es un caos dentro del cual se mueven en armonía y sin tener casi accidentes. Las normas de tráfico no van con los conductores de Ulán-Bator, es la ley del que más resiste. El precio es bueno, la carrera sale por unos 4€ (se paga por kilómetro recorrido).

   Al llegar a la plaza Sukhbaatar nos encontramos con un espectáculo infantil. Están intentando reunir 5.000 niños bailando, día tras día van seleccionando los mejores.

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   Decidimos dar un paseo por el centro, se observa más tranquilo y organizado que las zonas periféricas. Al rato nos encontramos con un pub irlandés, así que entramos a tomar algo. Una cerveza de Mongolia es lo correcto. Claus nos invita a los cuatro, es todo un detalle. ¡Gracias Claus!

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   El día se termina y regresamos a nuestro lugar de reposo, mañana saldremos dirección Oeste. Comienza el regreso a España.



8 de julio, lunes. 365 km. Ulán-Bator - Kharkhorin.


   Toca diana y nos levantamos temprano, desayunamos y vamos al banco de Mongolia para solucionar lo del doble cargo en el supermercado. Por suerte, una chica de la oficina sabe algunas palabras de inglés, nos toma los datos y nos indica que en dos días estará resuelto; intento pedirle un justificante, pero, o no me entiende o se hace la tonta. Nos pide la dirección de correo electrónico para informarnos. Aquí las cosas no funcionan como en España, van de una manera “diferente”. Tampoco conseguimos comprar una tarjeta de datos, en la tienda de al lado del banco, dicen que no tienen y que podemos comprarla en la central.

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   Como parece que no hay mucho tráfico decidimos ir al centro, allí se encuentra la sede de la empresa de telefonía. No me convence la idea, pero aún nos acercamos. La central es solo oficinas de la empresa y no consigo encontrar a nadie que hable inglés, además, no se preocupan por entenderte o buscar alguien que sepa lo que pides. Visito cuatro tiendas de “telefonía”, en una quieren venderme un tableta, luego un teléfono y cuando les enseño que tengo uno, que  lo que quiero es una tarjeta SIM de internet (que llevaba un rato con la mía en la mano para que vieran lo que quería), me dicen que no tienen y pasan de mi. En el resto es algo parecido, así que estaremos sin Internet. Saliendo de la ciudad veo una gran tienda de la empresa de telefonía. Entro y a duras penas consigo que el chico me entienda, pero se le ve colaborador y poco a poco queda claro lo que quiero. Cuando le solicito la dirección APN, el no sabe que le estoy diciendo y una chica que sabía inglés y estaba esperando al lado mía, me ayuda con la traducción. Ya tenemos Internet, estaremos algo más comunicados y por solo 11€ (1GB/mes).

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   La salida Oeste de Ulán-Bator es un completo caos, la “carretera” está en obras y te desvían campo a través, sin señales, sin agentes que regulen un poco el caos, sin nada, es la ley del más rápido o del más fuerte. Conseguimos salir y, al alejarnos de la capital, apreciamos más tranquilidad.

  A la hora de comer paramos en un sito casero, nos ponen buzz. Pedimos pan y vamos al supermercado a comprar las bebidas. Estos buzz están rellenos de carne de cordero bastante sabrosa. Al terminar, hacemos un tour turístico por el típico aseo de la zona.

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   Poco rato después de comer empieza a llover, durante algunos momentos con bastante intensidad. Conducir por estas carreteras lloviendo y con agujeros de vez en cuando es poco agradable, así que reducimos la velocidad. En nuestro último desvío, el que nos lleva a Kharkhorin, vemos que los siguientes 77 km serán de pistas. Pues nada, comienza un rato de campo, espero que los neumáticos se comporten. Llegamos al monasterio de Erdene Zuu en Kharkhorin (antiguo Karakórum, ciudad que fue la capital de Mongolia en tiempos de Gengis Kan) y nos encontramos con unos moteros que estaban en el mismo alojamiento de Ulán-Bator, también vemos otros compañeros de alojamiento que van en todoterreno.

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   Es tarde y el monasterio está cerrado, visitaremos el recinto y buscaremos dónde alojarnos.

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   Michael se entera de un alojamiento en Gers próximo al monasterio y decidimos ir con él y los motoristas. Allí nos encontramos un grupo de motos, son unos polacos que han volado desde su país y aquí tienen un servicio de motos, guía y alojamiento. Esta noche volveremos a dormir en la típica vivienda mongola, el precio para nuestro Ger doble es bueno: 12€ por persona y noche. El paquete de cena y desayuno sale por 5€.

   Nos sentamos, el grupo, para cenar y beber unas cervezas, pasamos un buen rato comentando cosas de Mongolia y los países cercanos. Empieza a refrescar y nos retiramos para descansar,  mañana visitaremos el monasterio.

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9 de julio, martes. 350 km. Kharkhorin - Tsahir.

   Después de un desayuno, estilo continental, nos dirigimos al monasterio para verlo por dentro. Es curioso que el precio de la entrada cambia si quieres poder hacer fotos o no, pagas el doble por tener ese “permiso”. Hacemos la visita de rigor y comenzamos la ruta. Hoy queremos acampar, con lo que dejaremos atrás las comodidades de los alojamientos de pago.

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   Las primeras horas de ruta, por carretera asfaltada, nos muestran la belleza del país que hemos venido a conocer: Mongolia. Grandes extensiones de terreno divisamos por todos los lados. Pero ya se terminan los lujos, desaparece el asfalto y comienza la pista.

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   Llega la hora de comer y paramos en un pueblo, no tenemos problemas para encontrar un sitio donde por 3€ nos proporcionan un plato de arroz, ensalada y ternera. Debemos seguir nuestro camino, no puede pillarnos la noche antes de poner el campamento.

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   Al llegar al punto donde queríamos acampar, vemos que es temprano y decidimos seguir unos cuantos kilómetros más. Ya estamos ganando distancia a la ruta del día siguiente, perfecto.

   Cuando pasamos Tsahir vemos una loma con una zona llana. El paisaje es de catálogo de aventuras en moto y la zona es perfecta. Nos instalamos y preparamos la cena. El tiempo nos permite cenar disfrutando del paisaje, al rato comienza a llover. Son las 21:45 y estamos cansados, como no podemos seguir fuera de la tienda nos acostamos para descansar.

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10 de julio, miércoles. 125 km. Tsahir - Tosontsengel.

   Se ha pasado toda la noche lloviendo, pero la lluvia ha sido ligera. Aunque estamos despiertos nos quedamos dentro de la tienda, esperamos que deje de llover en breve. En efecto, cuando decidimos recoger y desayunar, cesa la lluvia.

   Con la moto cargada y presiones más adecuadas para rodar por pistas, emprendemos nuestra nueva ruta. Ya no tendremos más asfalto, solo queda esperar que el terreno no esté en muy mal estado. Al rato de estar rodando comienza, de nuevo, a llover. Hemos sido precavidos y llevamos puestas las capas impermeables. Los paisajes son espléndidos y el sol aparece tímidamente.

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   Los últimos cincuenta kilómetros de pista han ido acompañados de tramos de arena, pero conseguimos llegar a Tosontsengel sin muchos problemas. Aquí comeremos y pasaremos la noche, esta vez en un hotel.

Nos despedimos de Michael pues quiere seguir unos kilómetros más y su ruta es diferente a la nuestra.

Después de comer (bastante bien y barato) intentamos conocer la ciudad por 3 ocasiones, las dos primeras son frustradas por una lluvia que aparece nada más pisar la calle y desaparece al entrar en nuestra habitación.

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   En Tosontsengel hay una sola calle asfaltada y el resto son de tierra. Es una ciudad de unos nueve mil habitantes y medianamente importante. Paramos en un par de supermercados para reponer algunos víveres y regresamos al hotel. Poco queda por hacer hoy.




11 de julio, jueves. 240 km. Tosontsengel - Songino.


   Nos levantamos con calma y bajamos a desayunar. No tienen muchas opciones, para beber: té o café y para comer: huevo frito sobre pan o sobre una especie de torta. Probamos las dos cosas y preparamos la moto. Antes de irnos, las dueñas del hotel se hacen unas fotos con nosotros, no pasan muchos extranjeros por allí.

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   Reponemos agua y combustible antes de emprender la ruta. El día parece que será caluroso y soleado. Seguimos por rutas que discurren por caminos sin asfaltar. Al llegar al lago Telmen aparecen los primeros bancos de arena, pero las cubiertas responden estupendamente. Al dejar de lado el lago, el tiempo empieza a empeorar y se ven, a lo lejos, cortinas de agua. Al rato nos pilla una tormenta, por suerte dura poco.

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   Cuando llegamos a Songino vimos que estaban de celebraciones, estaban con el Naadam. Festival típico de Mongolia. Seguimos nuestro camino hasta llegar a una zona que nos parece buena para acampar. Antes de que oscurezca tenemos montado el campamento y estamos cenando.

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12 de julio, viernes. 269km. Songino - Narambulag.

   La mañana luce estupenda y un águila nos da los buenos días sobrevolando nuestra posición en círculos. Desayunamos y recogemos todo, debemos seguir nuestro camino.

   La ruta, que había empezado muy bien se vuelve tortuosa. A lo largo de casi todo el recorrido nos encontramos con ondulaciones pequeñas y seguidas (toulé ondulé), y arena en el camino. Esto hace que debamos reducir la velocidad y aumentar los esfuerzos por seguir sobre la moto.

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   Cuando llegamos al lago Khyargas vemos que están construyendo una carretera que pretenderá unir dicho lago con Narambulag y Ulaangom. Les queda mucho por hacer, unos años como mínimo. Mientras tanto, la zona está plagada de bancos de arena. En algunos momentos decididos ir campo a través para sortearlos. Casi al final del lago, encontramos un sitio para comer y una tienda de alimentación. Compramos agua e intentamos comer. Solo tienen un plato para ofrecernos y como el hambre aprieta, nos conformamos. Dentro del local se encuentran unos lugareños con vodka y cerveza, tienen unos grados de alcohol más de la cuenta pero son graciosos y simpáticos. Nos ofrecen cerveza nada más llegar y una de las mujeres, con más cervezas de la cuenta, insiste en bailar. No pude resistirme pero las siguientes cervezas se las bebió María, ya que yo tenía que conducir.

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   Al rato llega el estupendo plato de pasta con verduras y carne, muy sabroso y grande. Lo devoramos con ganas mientras vigilamos la moto. Pues un rato antes, tuve que avisar a un mongol para que no se subiera a ella. Aquí, en Mongolia, suelen tocar y montarse, sin permiso, en las motos extranjeras. Es recomendable activar la alarma y dejar claro que no pueden hacerlo. Si la moto se cayera, y se rompiera algo, podría ocasionarnos algún problema en el viaje.

   Mientras comemos, llega un 4x4 con una pareja que parece europea. Van con una traductora y un conductor. Desde la ventana puedo ver como miran la moto y limpian la matrícula, supongo que para saber la nacionalidad de los motoristas. Por su gesto parece que no les interesa relacionarse con españoles, pues al comprobar la matrícula se dan media vuelta y se meten en el coche. Mientras, el conductor y la intérprete han entrado al supermercado a comprar víveres para esos “intrépidos aventureros”.

   Seguimos nuestra ruta y llegamos a Narambulag, donde no encontramos ningún hotel abierto pese a que unos niños nos ayudaron a buscarlo. Como es temprano, repostamos y seguimos rodando hasta ver una colina que nos gusta para poner la tienda de campaña. Mientras reviso la ruta en el GPS, se resetea solo y tengo que volver a configurarlo, cada día tengo más claro que no tendré más Garmin. Estamos agotados y, tras la cena, caemos rendidos.



13 de julio, sábado. 225 km. Narambulag - Achit Nuur.

   Nos levantamos cargados de energía y con ganas de rodar. Tras un buen desayuno partimos dirección Ulaangom, donde llegamos temprano y tras pasar por unos 20 km de asfalto. Buscamos una tienda de alimentación y un banco, necesitamos algunos víveres y efectivo. Hemos perdido poco tiempo en la ciudad, así que decidimos continuar e intentar llegar temprano al lago Achit.

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   Los primeros kilómetros al salir de Ulaangom son de asfalto (igual que en la ciudad, cosa que no pasaba en Narambulag). Pero tenemos que desviarnos hacia el Sur y dejar el asfalto.

   Nada más comenzar la pista, nos encontramos con una familia que ha pinchado la rueda de su moto. Les proporcionamos un parche y ayuda para repararlo. Es normal que pinche, si lleva las cámaras repletas de reparaciones; y no lleva lo necesario para arreglarlo en el camino. Como aún nos quedan muchos kilómetros por recorrer, nos despedimos y retomamos la pista.

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   Pasamos por distintos paisajes y por el paso de Bayram a 2.560 metros de altitud.

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   Casi llegando al lago Achit aparece de nuevo la arena, estoy cansado y me cuesta agarrar el manillar. ¡Un esfuerzo más y habremos llegado!

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   Decidimos poner la tienda cerca del lago y cenar. Lo que al principio era un paraje magnífico, se convirtió en unos minutos en un festival de mosquitos. Ni el repelente servía para ahuyentarlos. Cenamos rápido y nos metimos en la tienda. Para hacer algo de tiempo, nos pusimos a pasar las fotos y videos al ordenador. Llegó el cansancio y nos rendimos a sus pies, nuestro tiempo en Mongolia se está acabando.




14 de julio, domingo. 80 km. Achit Nuur - Olgiy.

   Nos levantamos temprano y como hemos dormido regular, desmontamos rápido el campamento y salimos dirección Olgiy. Solo nos separan 80 kilómetros de pista, eso nos dicen un matrimonio austriaco que viaja en un camión especial.

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   Llegamos a Olgiy tras 2 horas de ruta, lo primero que hacemos es desayunar y buscar un alojamiento. Queremos descansar un poco, además, es domingo y la frontera está cerrada (al día siguiente nos enteramos que estuvo abierta durante el domingo). Al acercarnos a la población nos hacen pasar por un baño de desinfección, no sabemos exactamente lo que quieren controlar pero todos los vehículos y peatones tienen que pasar por esa desinfección.

   Tardamos poco en encontrar un hotel, sale sobre unos 16€ y está en el centro. Dejamos las cosas, nos duchamos y salimos a comer.

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   Mientras buscamos un restaurante nos encontramos a una francesa que viaja por Ásia y una chica israelí que lleva un año viajando. Comemos con ellas en un restaurante turco (que de turco no tenía mucho) porque hoy están cerrados los otros restaurantes. Después de comer buscamos una tienda para comprar fruta, en Mongolia no abunda y es cara.

   Regresamos el hotel para descansar y organizar fotos, videos, crónicas y rutas. Revisando los waypoints en el GPS, veo que no me presenta muchos de ellos, menuda basura de aparato (y es el segundo Nuvi 510 que tengo, el primero me lo tuvieron que cambiar). Cada día va peor y el SAT de Garmin no me ha respondido. Después de un buen rato consigo que vaya bien y salimos a la calle para comprar algunas cosas y cenar. En muchos sitios sale igual de económico cenar que comprar en el supermercado.

   Como datos sobre Mongolia, puedo comentar que la gasolina sube de precio a medida que te alejas de Ulán-Bator dirección Oeste. En la capital, un litro de gasolina 92 sale por 1630 MNT y en Ulaangom está a unos 1900MNT. Para comparar decir que 1€ equivale a 1845MNT. En la siguiente imagen aparecen algunos billetes mongoles, este país carece de monedas.

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