21 de
julio, domingo. 254 km. Almaty (Kazajistán) – Bishkek.
Nos traen a la habitación el desayuno,
compuesto por té, pan y kassa. Después de desayunar y con el equipaje preparado, salimos del
hotel dirección al centro de la ciudad. No llegamos a ver nada que merezca la
pena y tomamos la ruta directa a la frontera entre Kazajistán y Kirguistán,
pasando antes por un gran atasco.
Una vez en la carretera, las cosas parecen ir
mejor hasta que hace acto de presencia el viento y la lluvia. Nos azotan
durante casi 2 horas y unos pocos kilómetros antes de la frontera nos vemos
obligados a parar para comer y así no esperar en la frontera con el estómago
vacío.
El paso entre los países es fácil, se tarda
una hora y media. En ambas fronteras trataron de hablar con nosotros y enterarse
del viaje. Se puede cambiar moneda tanto antes como después.
Llegamos a Bishkek y no conseguíamos
encontrar la ubicación concreta del alojamiento. Después de dar varias vueltas por la zona, decidimos para en comisaría y preguntar, un policía
muy amable nos acompañó hasta el hotel.
Para nuestra sorpresa, al entrar al
alojamiento y enseñar nuestra reserva de Booking, nos informa que ese
alojamiento no tiene habitaciones dobles con baño dentro, tenemos la opción de dormir
en habitaciones compartidas, separados y con baños comunitarios. Como en
Bishkek no hay opciones de alojamientos baratos y estamos agotados, decidimos quedarnos, no sin antes escribir un correo de
queja a Booking.
Tras dejar las cosas, salidos a dar una
vuelta y buscar algo para cenar, y María divisó un restaurante libanés. Hoy
cenaremos diferente: ensalada cesar, hummus y Kefta y dos cervezas de medio
litro kirguisas.
Regresamos al alojamiento para procesar
videos y subirlos a internet. Un australiano del alojamiento, que lleva 6 semanas
en Bishkek, nos ha dicho que la ciudad no tiene nada especial para ver, por lo
que hemos pensado seguir la ruta hacia el lago Isik-Kol.
22 de julio, lunes. 380km. Bishkek- rio Kekemeren.
La mañana amanece soleada, después del
desayuno de puré de patatas, salchicha, pan con mantequilla y te, nos
despedimos del australiano y nos dirigimos al lago Isik-Kol.
Cerca del hotel compramos una tarjeta de
datos para Kiriguistán por 11€ disfrutaremos de 2GB mes. Salimos de la ciudad
sin más problemas y circulamos por una carretera en perfecto estado. A lo largo
de nuestro camino encontramos muchos puestos de frutas, se nos hace la boca
agua.
Poco antes de llegar al lago Isik-Kol se pone
el cielo muy nublado y empieza a llover, como estamos cansados de tanta agua,
paramos a comer y descansar un poco. Hemos de seguir la ruta, aunque llueve, pronto cesa. Al acercarnos al lago vemos puestos de venta de pescado seco, no
compramos porque queremos enredarnos lo mínimo, ya lo probaremos más adelante.
El día se abre y podemos disfrutar de nuestro camino, ahora en dirección suroeste, cruzamos varias poblaciones bastante
rurales, con unos paisajes extraordinarios. Unos kilómetros antes de llegar a
nuestra zona de acampada, nos encontramos con un motero francés que va
dirección a Mongolia. Intercambiamos información sobre las rutas que vamos a
seguir ambos y nos deseamos buen viaje. Da gusto encontrarse con un vecino
francés por esta zona.
Llegamos a la zona de acampada y donde
queríamos acampar hay ya varias tiendas de campaña, pero nosotros decidimos
poner la nuestra cerca de ellos y del rio, nos dicen que son de Suiza y cambiamos
unas palabras con ellos, también han visitado Almaty y Bishkek.
Encendemos una hoguera y preparamos la cena,
el lugar es paradisíaco y las vistas estupendas, nos acompaña un cielo
estrellado y una luna llena que nos ilumina.
Correción: la zona de acampada fue en el río Kekemeren y no en el río Jumgal.
Correción: la zona de acampada fue en el río Kekemeren y no en el río Jumgal.
23 de julio, martes. 510 km. Río Kekemeren – Jalal-Abad.
Un despertar espectacular que precede a un
estupendo día de ruta. Con una buena dosis de cafeína nos quitamos la
tranquilidad que transmite nuestra localización. Recogemos todo y salimos
dirección Oeste.
Después de recorrer una buena pista que
discurre por una zona de paisajes de película comienza el asfalto y la subida
hacia las montañas. A medida que subimos, vemos como el mercurio baja hasta los
10 grados. Las vistas son inmejorables y en las zonas próximas a la calzada hay
yurtas y venden cumís.
Tras cruzar el puerto de montaña y comenzar
el descenso, nuestros cuerpos recuperan la temperatura normal, el frío empezaba
a calar nuestros huesos. Seguimos disfrutando de una preciosa carretera guiada por montañas.
A la hora de comer llegamos a la reserva de
Tokol y paramos en un café con una terraza estupenda. La temperatura ronda los
35 grados. Nuestra comida es sencilla pero sabrosa: cordero, ensalada y pan
típico.
Seguimos la ruta, solo nos separan 230 km de nuestro destino. Los paisajes son algo más secos, aunque seguimos por una carretera que bordea un río con un agua de azul turquesa.
Llegamos a buena hora a Jalal-Abad,
encontramos el hotel sin problema y pedimos una habitación doble (el precio es
bueno: 13 €). Tenemos las posaderas molidas y necesitamos descansar de tanta
moto.
A las 22:00 nos bajamos a cenar a una terraza
próxima al hotel, el menú es sencillo pero bueno: té, ensalada, pan y unos
pasteles de masa y carne con nata agria por encima. Mientras cenamos se aprecia
un ambiente festivo en la plaza principal, la temperatura es buena y nos
hubiera gustado estar más tiempo pero el cansancio nos invitó a subir a la
habitación.
24 de julio, miércoles. 0 km. Jalal-Abad.
Después de desayunar decidimos permanecer una
noche más en la ciudad, queremos descansar algo más. Solicitamos el cambio a
una habitación mejor, el precio sube a 22€ pero es como una suite de hotel
(recibidor, cuarto de baño, pequeño salón y habitación).
Ordenamos algunas cosas del equipaje y
subimos algunas crónicas antes de salir a conocer la ciudad. Paseando llegamos
al mercado, lo primero que llama la atención son los puestos de frutas y
verduras. Enormes sandías, lustrosos melones, melocotones que desprenden un
aroma extraordinario, pepinos, tomates, zanahorias naranjas y amarillas,
manzanas y plátanos, entre otros. También hay
puestos de dulces, carne, pescado y ropa.
Regresamos al hotel con una sandía y varios
melocotones, después de una reparadora siesta serán nuestra merienda.
Antes de cenar salimos para comprar un pan y
algunos víveres para los próximos días. Y al irse el sol nos sentamos en la
misma terraza de la noche anterior. A mitad de cena se acerca una de las que
trabajan allí para enseñarnos unos catálogos de una empresa de Kirguistán, al
principio pensamos que era a nivel de curiosidad pero cuando pasó a enseñarnos
el catálogo, ya nos dimos cuenta de por dónde iban los tiros. Tras un buen rato
dando la lata decidí desconectar y seguir con la crónica que estaba escribiendo
en el ordenador, por desgracia siguió dándole la lata a María un rato más.
Evidentemente no compramos nada.
25 de julio, viernes. 280 km. Jalal-Abd –
Sari-Tash.
Para bien o para mal, el despertador no sonó.
Así que con más calma de lo habitual, nos levantamos, desayunamos queso, pan y
zumo que compramos la tarde anterior y salimos dirección Sari-Tash.
Tardamos poco en encontrarnos rodeados de
montañas y espléndidos paisajes. Como la ruta es corta podemos ir relajados y
hacer varias paradas e incluso pararnos a charlar con unos ciclistas de Suiza
que van dirección China. Empezaron el viaje en abril y lo terminarán en
octubre. Coincidimos en la peligrosa manera de conducir que tienen por estas
tierras. Quizá pasaron muy rápido del burro, el caballo y el carro al automóvil
y el camión.
Cincuenta kilómetros antes de nuestro destino
se pone a llover, por suerte no dura mucho y vuelve a reaparecer el sol. Ya se
ven las montañas de Pamir y la vista no tiene precio.
Llegamos a Sari-Tash temprano, nos acomodamos
en el Guest-House que tenemos marcado en el GPS (sin ducha ni ordenador pese a
lo que pone en los letreros) y salimos a dar una vuelta, queremos estirar las
piernas. Aprovechamos para comprar una cerveza y chocolate, merendaremos eso
mientras vemos las rutas de los próximos días.